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El dharma no se trata de credenciales. No se trata de cuántas prácticas has hecho, ni de lo pacífica que puedes hacer que sea tu mente. No se trata de pertenecer a una comunidad en la que te sientas seguro ni de disfrutar del caché de ser "budista". Ni siquiera se trata de acumular enseñanzas, poderes o "logros espirituales". Se trata de lo desnudo que estás dispuesto a estar con tu propia vida, y de cuánto estás dispuesto a soltar tus máscaras y tu armadura y vivir como una persona humana completamente expuesta, indefensa y abierta.