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La justicia requiere abogados preparados, testigos que digan la verdad, jueces que conozcan la ley y jurados despiertos. La justicia es la estrella polar, la zarza ardiente, la virgen santa. No se puede comprar, vender ni producir en serie. Es intangible, inefable e invisible, pero si vas a dedicar tu vida a perseguirla, lo mejor es creer que existe y que puedes alcanzarla.