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  • Si nadie habla de libros, si no se discute sobre ellos o no se les disputa de alguna manera, la literatura deja de ser una conversación, deja de ser dinámica. Sobre todo, deja de ser íntima. Degenera en un monólogo o en un murmullo. Un libro sin reseña es una campana golpeada que no resuena. Sin reseñas, la literatura sería extrañamente muda a pesar de todas esas palabras en todas esas páginas de todos esos libros. Las reseñas hacen de la lectura un deporte de participantes, no de espectadores.