La ortodoxia es idolatría si significa sostener las "opiniones correctas sobre Dios" -el "fundamentalismo" es el ejemplo más extremo y destacado de tal idolatría-, pero no si significa sostener la fe de la manera correcta, es decir, no sostenerla en absoluto, sino ser sostenido por Dios, en el amor y el servicio. La teología es idolatría si significa lo que decimos de Dios en lugar de dejarnos interpelar por lo que Dios tiene que decirnos. La fe es idolátrica si es rígidamente segura de sí misma, pero no si se suaviza en las aguas de la "duda".