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  • Las mujeres posheridas saben que las posturas de dolor responden a concepciones limitadas y anticuadas de la feminidad. Su dolor tiene un nuevo lenguaje nativo hablado en varios dialectos: sarcástico, hastiado, opaco; frío e inteligente. Se protegen de los momentos en los que el melodrama o la autocompasión podrían romper sus cuidadas costuras intelectuales y dejar al descubierto la vergüenza del ensimismamiento sin conciencia de sí mismas.