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No aprendí mi teología de golpe, sino que tuve que buscarla cada vez más profundamente. No es leyendo, escribiendo o especulando como se llega a ser teólogo. Más bien, es vivir, morir y ser condenado lo que lo convierte a uno en teólogo.
No aprendí mi teología de golpe, sino que tuve que buscarla cada vez más profundamente. No es leyendo, escribiendo o especulando como se llega a ser teólogo. Más bien, es vivir, morir y ser condenado lo que lo convierte a uno en teólogo.