-
De niño tenía un sueño: quería tener mi propia bicicleta. Cuando la conseguí, debí de ser el niño más feliz de Liverpool, quizá del mundo. Vivía para esa bicicleta. La mayoría de los niños dejaban la bici en el patio por la noche. Yo no. Insistí en llevar la mía dentro de casa y la primera noche incluso la guardé en mi cama.