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A medida que envejezco veo que correr ha cambiado para mí. Lo que antes era quemar calorías ahora es más bien quemar lo que es falso. Mentiras que solía decirme a mí misma sobre quién era y lo que podía hacer, amistades que no resisten las cuestas ni los kilómetros, la aprobación que ya no necesito buscar y la solidaridad que no soporta el silencio. Corro para quemar lo que no necesito y encender lo que sí.