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  • La Corona. Póntela en la cabeza y asumirás un poso diferente, tranquilo pero irradiando seguridad. Nunca muestres dudas, nunca pierdas tu dignidad bajo la corona, o no encajará. Parecerá destinada a alguien más digno. No esperes una coronación; los más grandes emperadores se coronan a sí mismos.