Autores:
  • Por lo tanto, somos nosotros los responsables de gran parte del mal del mundo; y cada uno de nosotros está moralmente obligado a aceptar en lugar de proyectar esa pesada responsabilidad, a menos que prefiramos revolcarnos en un estado perenne de impotencia, frustración, furia y victimismo. Porque lo que uno tiene el poder de provocar, también lo tiene de limitar, mitigar, contrarrestar o transmutar.

    Stephen A. Diamond (1996). “Anger, Madness, and the Daimonic: The Psychological Genesis of Violence, Evil, and Creativity”, p.85, SUNY Press