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  • Los hombres en llamas son invencibles. El infierno tiembla cuando los hombres arden. La fortaleza de Satanás es a prueba de todo menos del fuego. La Iglesia es impotente sin la llama del Espíritu Santo. Sin fuego, nada más cuenta; con fuego, nada más importa. La única necesidad vital es el fuego. Sin la llama y el fervor del Espíritu Santo, la Iglesia nunca cumplirá su misión.