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Hay muchas cosas afines a la más alta deidad que siguen siendo oscuras. Algunas pueden ser demasiado sutiles para nuestros poderes de comprensión, otras imperceptibles para nosotros porque tan exaltada majestad se oculta en la parte más santa de su santuario, prohibiendo el acceso a cualquier poder que no sea el del espíritu. ¡Cuántos cuerpos celestes giran sin ser vistos por el ojo humano!