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  • Nunca cuentes tus pollos antes de que eclosionen. Yo solía tener periquitos y nunca contaba cada huevo pensando que tendría los ocho pájaros. Sólo esperabas que salieran bien de la caja nido. Ahora soy como un cisne. Estoy bien encima del agua, pero debajo mis patitas se vuelven locas.