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  • Era demasiado bueno para estar
    Donde había hombres enfermos, y era el mejor de todos
    Entre los más raros de los buenos- sentado tristemente
    Oyéndonos alabar nuestros amores de Italia
    Por la belleza que hizo estéril la hinchada jactancia
    De aquel que mejor podía hablar; por el rasgo, que lame
    el santuario de Venus o la recta Minerva,
    Posturas más allá de la breve naturaleza; por la condición,
    Una tienda de todas las cualidades que el hombre
    Ama a la mujer para; además de ese gancho de esposa,
    La equidad que golpea el ojo-
    CYMBELINE.

    William Shakespeare (1824). “The Dramatic Works of Shakspeare”, p.678