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Era demasiado bueno para estar
Donde había hombres enfermos, y era el mejor de todos
Entre los más raros de los buenos- sentado tristemente
Oyéndonos alabar nuestros amores de Italia
Por la belleza que hizo estéril la hinchada jactancia
De aquel que mejor podía hablar; por el rasgo, que lame
el santuario de Venus o la recta Minerva,
Posturas más allá de la breve naturaleza; por la condición,
Una tienda de todas las cualidades que el hombre
Ama a la mujer para; además de ese gancho de esposa,
La equidad que golpea el ojo-
CYMBELINE.