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He tenido una vida bastante larga, sobre todo muy feliz, y creo que se me recordará con cierto pesar y tal vez deje alguna reputación tras de mí. ¿Qué más puedo pedir? Los acontecimientos en los que me veo envuelto me evitarán probablemente los problemas de la vejez. Moriré en plena posesión de mis facultades, y ésa es otra ventaja que debo contar entre las que he disfrutado. Si tengo algún pensamiento angustioso, es el de no haber hecho más por mi familia; ser incapaz de darles a ellos o a usted alguna muestra de mi afecto y mi gratitud es ser realmente pobre.