El rugby es un deporte del que no puedo decir que entienda todas sus sutilezas. Puedo seguir los principios generales, por supuesto. Quiero decir que sé que el plan principal consiste en hacer circular el balón por el campo de alguna manera y depositarlo sobre la línea en el otro extremo y que, para hacer fracasar este programa, a cada equipo se le permite agredir y hacer cosas a sus compañeros que, si se hicieran en otro lugar, darían lugar a 14 días sin la opción, junto con algunos comentarios fuertes desde el banquillo.