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Señor, si desea hacerse una idea exacta de la magnitud de esta ciudad, no debe conformarse con ver sus grandes calles y plazas, sino que debe examinar las innumerables callejuelas y patios. La maravillosa inmensidad de Londres no radica en las vistosas evoluciones de los edificios, sino en la multiplicidad de viviendas humanas que se amontonan.