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Mi maestro Jim Rohn me enseñó un principio sencillo: cada día, monta guardia en la puerta de tu mente, y sólo tú decides qué pensamientos y creencias dejas entrar en tu vida. Porque ellos determinarán si te sientes rico o pobre, maldito o bendecido.
Mi maestro Jim Rohn me enseñó un principio sencillo: cada día, monta guardia en la puerta de tu mente, y sólo tú decides qué pensamientos y creencias dejas entrar en tu vida. Porque ellos determinarán si te sientes rico o pobre, maldito o bendecido.