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No se trató de un atentado perpetrado por un pistolero lobo solitario mentalmente trastornado. No fue un atentado "no islámico" perpetrado por un grupo de matones: se oyó a los autores gritar que estaban vengando al Profeta Muhammad. Tampoco fue espontáneo. Fue planeado para causar el máximo daño, durante una reunión de personal, con armas automáticas y un plan de huida. Se diseñó para sembrar el terror, y en eso ha funcionado.