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La línea demócrata es que la Cámara republicana no hace más que bloquear y oponerse. De hecho, ha aprobado cientos de proyectos de ley sólo para que murieran al llegar a la mesa del líder de la mayoría del Senado, Harry Reid. Reid ha dejado inerte al Senado asegurándose de que cualquier proyecto de ley que pueda suponer un voto políticamente difícil para sus colegas demócratas ni siquiera llegue a debatirse.