Autores:
  • Pero, ¡oh!, el latín... Señora, no puede hacerse una idea del desastre que es. Los romanos nunca habrían tenido tiempo de conquistar el mundo si primero se hubieran visto obligados a aprender latín. Suerte que ya conocían desde la cuna los sustantivos terminados en im. Yo, por el contrario, tuve que aprenderlo de memoria, con el sudor de mi frente.

    Heinrich Heine (1871). “Pictures of travel,”, p.183