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El secreto de la Masonería, como el secreto de la vida, sólo puede ser conocido por aquellos que lo buscan, lo sirven, lo viven. No se puede pronunciar; sólo se puede sentir y actuar. Es, de hecho, un secreto a voces, y cada hombre lo conoce según su búsqueda y su capacidad. Como todas las cosas que merece la pena conocer, nadie puede conocerla por otro y ningún hombre puede conocerla solo.