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...No pude menos que conjeturar que el diablo, al contemplar las crueles guerras que el cristianismo ha ocasionado, las persecuciones, las torturas que ha infligido a los cristianos, la falta de amabilidad, la hipocresía, la intolerancia, debe considerar el balance con complacencia. Y cuando recuerda que ha impuesto a la humanidad la amarga carga del sentido del pecado que ha oscurecido la belleza de la noche estrellada y arrojado una sombra torva sobre las plesuras pasajeras de un mundo por disfrutar, debe reírse entre dientes mientras murmura: dad al diablo lo que le corresponde.