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Todas las historias ya han sido contadas. Una vez que se han leído Anna Karenina, Bleak House, El ruido y la furia, Matar a un ruiseñor y Una arruga en el tiempo, se comprende que en realidad no hay razón para volver a escribir otra novela. Salvo que cada escritor aporta, si se lo permite, algo que nadie más ha tenido en la historia de los tiempos.