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Puesto que son nuestro derecho, estemos atentos para preservarlos intactos y libres de intromisiones. Si surgen animosidades y nos vemos obligados a recurrir a un partido, que cada uno de nosotros se sitúe del lado que despliega las enseñas del bien público. Entonces desaparecerá la facción que, si no se suprime a tiempo, puede volcar el equilibrio, el paladio de la libertad, y aplastarnos bajo sus ruinas.