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Los que no siguen a Jesús no son sus seguidores. Así de simple. Los seguidores siguen, y los que no siguen no son seguidores. Seguir a Jesús significa seguir a Jesús en una sociedad en la que reine la justicia, en la que el amor lo moldee todo. Seguir a Jesús significa asumir su sueño y trabajar por él.