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El cerebro no es una máquina ciega y reactiva, sino un bioordenador complejo y sensible que podemos programar. Y si no asumimos la responsabilidad de programarlo, se programará involuntariamente por accidente o por el entorno social.
El cerebro no es una máquina ciega y reactiva, sino un bioordenador complejo y sensible que podemos programar. Y si no asumimos la responsabilidad de programarlo, se programará involuntariamente por accidente o por el entorno social.