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Las negociaciones con Irán, especialmente, no serán fáciles bajo ninguna circunstancia, pero sospecho que podrían ser algo menos difíciles si los Estados poseedores de armas nucleares pudieran demostrar que sus peticiones forman parte de un esfuerzo más amplio para conducir al mundo, incluidos ellos mismos, hacia el desarme nuclear. Evitar una mayor proliferación es esencial, pero no es una receta para el éxito predicar al resto del mundo que se mantenga alejado de las mismas armas que los estados nucleares afirman que son indispensables para su propia seguridad.