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  • Estar bajo presión es ineludible. La presión tiene lugar en todo el mundo; la guerra, el asedio, las preocupaciones de estado. Todos conocemos a hombres que refunfuñan bajo estas presiones y se quejan. Son cobardes. Carecen de esplendor. Pero hay otro tipo de hombre que está bajo la misma presión pero no se queja, porque es la fricción la que lo pule. Es la presión la que le refina y le hace noble.