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Lo mismo ocurre con el búfalo salvaje, que se deleita especialmente en los lugares oscuros, donde puede revolcarse en el barro y saciar su sed sin mayores problemas; y aquí también encontramos al cerdo salvaje.
Lo mismo ocurre con el búfalo salvaje, que se deleita especialmente en los lugares oscuros, donde puede revolcarse en el barro y saciar su sed sin mayores problemas; y aquí también encontramos al cerdo salvaje.