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Hay una clase de personas con las que, por toda afinidad espiritual, estoy comprado y vendido; por ellas iré a la cárcel, si es necesario; pero vuestras misceláneas caritativas populares; la educación en la universidad de los necios; la construcción de casas de reunión con el vano fin al que muchos se dedican ahora; las limosnas a los borrachos; y las mil veces multiplicadas Sociedades de Socorro; aunque confieso con vergüenza que a veces sucumbo y doy el dólar, es un dólar malvado que dentro de un tiempo tendré la hombría de retener.