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Puedes llevarte un libro a la playa sin preocuparte de que se llene de arena. Puedes llevártelo a la cama sin miedo a que se caiga al suelo si te quedas dormido. Puedes derramar café sobre él. Puedes sentarte encima. Puedes dejarlo sobre la mesa, abrir la página que estás leyendo y, cuando lo recojas unos días después, seguirá exactamente como lo dejaste. Nunca tendrás que preocuparte de enchufar un libro a una toma de corriente o de que se le agote la batería.