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Creemos que son los grandes momentos los que definen nuestras vidas: la boda, el bebé, la casa nueva, el trabajo soñado. Pero, en realidad, esos grandes momentos de felicidad no son más que los signos de puntuación de nuestras sagas personales. La narración se escribe cada día en lo pequeño, lo sencillo y lo común. En tus pequeñas elecciones, en esos pequeños cambios. En lo que no se tiene en cuenta. En lo que se pasa por alto. En lo desechado. En lo reclamado.