Cada vez más, nuestros dirigentes deben hacer frente a peligros que amenazan al mundo entero, y la comprensión de esos peligros y de las posibles soluciones depende de un buen conocimiento de la ciencia. La capa de ozono, el efecto invernadero, la lluvia ácida, cuestiones de dieta y herencia. Todos requieren conocimientos científicos. ¿Pueden los estadounidenses elegir a los líderes adecuados y apoyar los programas apropiados si ellos mismos son analfabetos científicos? Toda la premisa de la democracia es que es seguro dejar las cuestiones importantes en manos del tribunal de la opinión pública, pero ¿es seguro dejarlas en manos del tribunal de la ignorancia pública?