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  • Había una vez un niño que paseaba mucho y pensaba en muchas cosas. Tenía una hermana, que también era niña, y era su compañera inseparable. Los dos se pasaban el día maravillados. Se maravillaban de la belleza de las flores; se maravillaban de la altura y del azul del cielo; se maravillaban de la profundidad de las aguas brillantes; se maravillaban de la bondad y del poder de Dios, que hizo el hermoso mundo.

    Charles Dickens (1868). “Old Curiosity Shop”, p.238