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  • Siempre hay que observar la tendencia política, en parte como espectáculo, en parte por la propia seguridad. El liberal está insatisfecho con el régimen; el anarquista pasa por su secuencia -lo más inofensivamente posible- como por una suite de habitaciones. Esta es la receta para cualquiera que se preocupe más por la sustancia del mundo que por su sombra: el filósofo, el artista, el creyente.