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Existe una criatura que es perfectamente inofensiva; cuando pasa ante tus ojos apenas la notas y la vuelves a olvidar inmediatamente. Pero tan pronto como se introduce invisiblemente en tus oídos, se desarrolla allí, eclosiona, por así decirlo, y se han conocido casos en los que penetró incluso en el cerebro y se ha desarrollado devastadoramente en ese órgano, como esos neumococos de los perros que entran por la nariz.