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Ningún artista está satisfecho. No hay satisfacción en ningún momento. Sólo hay una insatisfacción extraña, divina, una bendita inquietud que nos mantiene en marcha y nos hace más vivos que los demás.
Ningún artista está satisfecho. No hay satisfacción en ningún momento. Sólo hay una insatisfacción extraña, divina, una bendita inquietud que nos mantiene en marcha y nos hace más vivos que los demás.