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Irlanda, señor, para bien o para mal, no se parece a ningún otro lugar bajo el cielo, y ningún hombre puede tocar su césped o respirar su aire sin volverse mejor o peor.
Irlanda, señor, para bien o para mal, no se parece a ningún otro lugar bajo el cielo, y ningún hombre puede tocar su césped o respirar su aire sin volverse mejor o peor.