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La persona en las experiencias cumbre se siente, más que otras veces, el centro responsable, activo y creador de sus actividades y de sus percepciones. Se siente más protagonista, más autodeterminada (en lugar de causada, determinada, indefensa, dependiente, pasiva, débil, mandada). Se siente su propio jefe, plenamente responsable, plenamente volitivo, con más "libre albedrío" que otras veces, dueño de su destino, agente.