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Así que cuando el mundo llame a tu puerta,
agarra el pomo y abre,
corriendo hacia sus brazos
con las manos por delante,
aunque te tiemblen las yemas de los dedos.
Así que cuando el mundo llame a tu puerta,
agarra el pomo y abre,
corriendo hacia sus brazos
con las manos por delante,
aunque te tiemblen las yemas de los dedos.