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Cuando una objeción no puede hacerse formidable, hay cierta política en tratar de hacerla espantosa; y sustituir la razón, el argumento y el buen orden por el grito y el grito de guerra.
Cuando una objeción no puede hacerse formidable, hay cierta política en tratar de hacerla espantosa; y sustituir la razón, el argumento y el buen orden por el grito y el grito de guerra.