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  • Los últimos meses de la tía Phyl en la residencia fueron piezas extra. La edad es innecesaria. Algunos de nosotros, como mi madre, tenemos la suerte de morir rápida y repentinamente, en plena posesión de nuestras facultades y de nuestro destino, pero cada vez seremos más los que estaremos condenados a perdurar, a merced de familiares ansiosos o indiferentes, extraños descuidados, intervenciones médicas no deseadas, debilidad creciente, incontinencia, pérdida de memoria. Vivimos demasiado, pero, como la sibila colgada de su cesta en la cueva de Cumas, nos cuesta morir.

    Margaret Drabble (2010). “The Pattern in the Carpet: A Personal History with Jigsaws”, p.329, Houghton Mifflin Harcourt