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Pero no es difícil, oh atenienses, escapar a la muerte; pero es mucho más difícil evitar la depravación, pues ésta corre más veloz que la muerte. Y ahora yo, siendo lento y anciano, soy alcanzado por la más lenta de las dos; pero mis acusadores, siendo fuertes y activos, han sido alcanzados por la más rápida, la maldad. Y ahora me voy, condenado por vosotros a muerte; pero ellos condenados por la verdad, como culpables de iniquidad e injusticia: y yo acato mi sentencia, y ellos también. Estas cosas, tal vez, deben ser así, y creo que son para mejor.