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  • Era una niña lógica, dentro de lo que cabe. No entendía cómo un Dios tan simpático, amable y bueno como aquel del que ellos eran presa, podía condenar a toda la tierra por pecadora e inundarla, o condenar a su único Hijo a una muerte repugnante en nombre de todos. Esta muerte no parecía haber hecho mucho bien.