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  • Al contemplar esa agonía y esas oraciones llenas de lágrimas, no sólo miremos con agradecimiento, sino que ese Salvador arrodillado nos enseñe que sólo en la oración podemos estar prevenidos contra nuestras penas menores; que la fuerza para soportar fluye en el corazón que se abre en súplica; y que una pena que se nos hace capaz de soportar es más verdaderamente vencida que una pena que evitamos...".

    Alexander MacLaren “MacLaren's Commentary- Expositions of Holy Scripture”, Delmarva Publications, Inc.