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Mi matrimonio no me entristecía, pero tampoco me hacía feliz. Mi marido y yo apenas nos hablábamos. No era porque estuviéramos enfadados. No teníamos nada que decirnos. Yo me moría de aburrimiento.
Mi matrimonio no me entristecía, pero tampoco me hacía feliz. Mi marido y yo apenas nos hablábamos. No era porque estuviéramos enfadados. No teníamos nada que decirnos. Yo me moría de aburrimiento.