-
Quiero presumir de que Pigmalión ha sido una obra de gran éxito en toda Europa y Norteamérica, así como en mi país. Es tan intensa y deliberadamente didáctica, y su tema se considera tan árido, que me complace arrojársela a la cabeza a los sabihondos que repiten como loros que el arte nunca debe ser didáctico. Viene a demostrar mi argumento de que el arte nunca debe ser otra cosa.