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No debes temer, retener, contar o ser avaro con tus pensamientos y sentimientos. También es cierto que la creación surge de un desbordamiento, así que tienes que aprender a ingerir, a empaparte, a nutrirte y a no tener miedo a la plenitud. La plenitud es como un maremoto que luego te lleva, te arrastra hacia la experiencia y hacia la escritura.