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Mi identidad cambió cuando me recuperé. Eso es lo que soy ahora, y en realidad me da más placer tener esa identidad que ser músico o cualquier otra cosa, porque me mantiene en un tamaño manejable. Cuando estoy en el suelo con mi enfermedad -cosa que me alegra- me pone a tono. Me da un ancla espiritual. No me pidas que te lo explique.